💻¿Y si la familia no es como en el Zoom? Spoiler: casi nunca lo es… 🤔😩

Como dice mi mamá: “caras vemos, malos tratos no sabemos”.

Y sí, muchas caímos en la trampa del Zoom: todo se veía perfecto, como sacado de tu serie favorita. Tú, emocionada, ya te veías protagonizando “MariCarmen en Nueva York: un sueño adolescente”.

Pero bastó con aterrizar para darte cuenta de que la historia era otra. La serie dio giro dramático y ahora se llama “Sobreviviendo con dos niños y una lista de tareas que nadie mencionó”.

Porque en la videollamada no se escuchan los gritos, ni se ve el caos detrás de cámara, ni los padres que discuten bajito pensando que no entiendes inglés.

¿Te lo sigo contando o ya lo estás viviendo?

La verdad es que muchas veces lo que parecía una familia ideal, termina siendo todo lo contrario. Y lo que soñabas como la mejor experiencia de tu vida… empieza a sentirse como pesadilla.

Hoy te comparto este blog entre risas, traumas y verdades incómodas, porque sí: la familia no era como en Zoom, pero tú tampoco eres la misma después de todo esto. 😉

El gran descubrimiento: Los niños en persona

¿A quién no le dieron ganas de abrazar a esos niños cuando los vimos en pantalla? O tal vez los viste y dijiste, “¡Qué hermosos! Yo me veo haciendo mil manualidades con ellos.” O, quizás, ni los viste porque estaban tomando su nap y pensaste que solo los verías durmiendo durante el día. Jajaja, mana, yo te creo, yo también fui una de ellas.

Me tragué mis palabras como si fueran pan y me encontré con una realidad completamente distinta. Los nenes no son así... bueno, quizás sí, pero no todos los días. A veces te gritan por usar el vaso azul en lugar del verde, o por no ponerles un popote al vaso, y sí, también lloran por todo. Te harán correr como si estuvieras en una carrera de obstáculos porque no quieren tomar baños. Y, bueno… ¿te sigo diciendo o ya te espanté mucho?

Porque aún no acaba la lista de lo que te espera. No te asusto, solo quiero que estés consciente de que estas cosas pasan, y que debes estar lista para afrontarlas todas. Hay días en los que los vas a amar, y otros en los que solo vas a mirar el reloj, deseando que la hora de salida llegue más rápido.

Los niños en persona no son como en Zoom, pero eso es lo que los hace tan especiales. Son impredecibles, ruidosos, caóticos, pero también increíblemente amorosos y divertidos. Te harán reír, te harán gritar, pero al final del día, te darán un abrazo o te dirán algo tan inesperado que te olvides de todo lo que te sacó de quicio.

Además, serán tus compañeros de vida. Sí, los verás en tus días más felices y en los más tristes, siempre ahí, con una sonrisa o un comentario que te alegrará el día. A pesar de los desafíos, esos momentos de ternura y las sonrisas genuinas hacen que todo valga la pena. Los niños son una montaña rusa de emociones, pero con cada subida y bajada, te enseñan a disfrutar de la aventura que es ser au pair.

Las sorpresas del hogar: ¿Un cachorro y mil tareas que no te dijeron?

Amiga, no te dejes llevar por la casa con piscina, por esa casa sacada de Pinterest, o porque está cerca de un lugar turístico. ¡No te engañes! Antes de emocionarte con todo eso, pregunta lo esencial: ¿Tienen mascotas? Porque a lo mejor te toca cuidar al perro, al gato, o tal vez un cachorro hiperactivo que se come tus calcetines en 5 segundos. Y no, no te vamos a dejar al perro, aunque lo digan en la videollamada. ¡Tienes que estar lista para TODO!

Y hablando de todo... ¿sabías si hay más familiares viviendo ahí? Porque a veces, ese "hogar acogedor" viene con un extra de personas. ¡Imagina que llegas a la casa de unos desconocidos y, de repente, te encuentras con toda una tribu de tías, abuelos, y primos que no salieron en el Zoom! Y tú pensando que solo cuidarías a los niños... bueno, ahora también eres parte de una reunión familiar inesperada.

Desde el momento en que pones un pie en la casa, pregunta a detalle sobre tu rutina diaria y lo que esperan que hagas. Porque créeme, cuando llegas aquí, te caerán mil cosas que “debes hacer” porque, en su cabeza, eso es parte de cuidar al niño. ¡Sorpresa! No solo estás a cargo de él, también puedes ser responsable de cosas como limpiar el garage de arriba a abajo (y no, no es parte del plan que tú aceptaste, pero, sorpresa, aquí estás). Y a veces empieza con una cosita y, sin darte cuenta, la lista de tareas empieza a crecer. Y ni un "gracias". Al final, te das cuenta que estás haciendo un montón de cosas que no te corresponden.

Conclusión: Aquí va la lección más importante: no debes hacer cosas que no te corresponden, o si las vas a hacer, ¡que al menos te paguen extra! Es fácil que esa lista de tareas que "supuestamente" son para ayudar termine convirtiéndose en una carga diaria. Así que, mantén las expectativas claras desde el principio, porque ser au pair no significa ser la sirvienta de la casa. Y si te empiezan a pedir cosas que no son parte de tu trabajo, es momento de hablarlo y dejar claro hasta dónde llega tu responsabilidad. No te olvides de ti misma en el proceso, y, sobre todo, ¡nunca te olvides de pedir ese "gracias" que tanto te mereces!

Las expectativas vs. la realidad en el menú familiar

En la videollamada todo parecía perfecto: tu host mom prometía comidas caseras deliciosas y que siempre habría platos frescos y equilibrados. Pero, cuando llegas, la realidad es muy distinta. La cena épica que esperabas resulta ser pizza congelada con ensalada de bolsa. Y las comidas "caseras" se limitan a lo que puedas meter al microondas o pedir por delivery.

Los horarios de las comidas, que te dijeron serían familiares y unidos, en realidad son una competencia por encontrar algo que comer entre las prisas. Y las “opciones saludables” son un mito, ya que la única fruta que verás probablemente esté en un batido con helado.

Las expectativas de cenas perfectas y comidas saludables pueden ser una gran trampa. Aquí, la comida será más simple, pero eso no quita que puedas disfrutarla a tu manera. Prepárate para comer mucho más rápido y práctico de lo que imaginabas. ¡La vida de au pair también pasa por la cocina!

Las expectativas de ser au pair son como esa videollamada perfecta: todo parece increíble, pero la realidad te pega más fuerte que una ola de tareas, niños con energía infinita y un menú que no es ni la mitad de lo que imaginabas. Vas a pasar por momentos en los que querrás lanzar todo por la ventana (o tal vez solo un vaso de leche), pero también habrá risas, aprendizajes, y momentos que valen la pena. Al final del día, ser au pair es una montaña rusa de caos, risas y sorpresas, donde lo único seguro es que vas a cambiar, crecer y aprender a sobrevivir a todo lo inesperado que te lanzen, ¡y aún así, lo disfrutarás!

Nos leemos en el siguiente blog, donde seguiré contándote más sobre esta aventura, ¡no te lo pierdas!

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