Nuevo país, nuevo hogar, nueva versión de mí ✈️✨☺️❤️

✨ Recordando mis primeros días en USA

Hola bellezas, hoy fue uno de esos días en los que me vi al espejo y me di cuenta de cuánto he cambiado, de lo mucho que he crecido y aprendido durante estos años. Y todo esto me hizo recordar cómo llegué, cómo esa joven Chely aterrizó en USA sin saber nada, sin conocer a nadie, y cómo poco a poco fue aprendiendo tanto en este tiempo.

Aún recuerdo perfectamente el día de mi viaje: estaba llena de emoción y miedo por llegar a California. Quería saber cómo sería mi nuevo hogar, la ciudad en la que viviría… quería saberlo todo y, al mismo tiempo, me daba miedo porque no habría nadie esperándome: ni amigos ni familia.

Llegué súper tarde esa noche, y lo único que hice fue ir directo a mi cuarto, que era muy lindo y acogedor. Ese se convirtió en mi nuevo hogar. Ese mismo fin de semana conocí a nuevos amigos, y me sentí llena de dicha y alegría por tener la oportunidad de conocer gente nueva que, como yo, estaba empezando un camino diferente.

Me impresionaron las casas tan grandes y bellas, las autopistas gigantes (que hasta el día de hoy me dan respeto jajaja) y ver San Francisco con mis propios ojos fue como vivir dentro de una película. Era como estar cumpliendo un sueño en persona.

🏠 Conociendo a mi host family

La primera persona que vi fue a mi host mom, porque ella fue quien me recogió en el aeropuerto. Mi vuelo llegó a medianoche y se notaba que estaba cansada, así que no hablamos mucho. Solo me dio un abrazo, me dijo “welcome” , me ayudó con mi maleta y empezamos a caminar hacia el coche. Durante el trayecto me preguntó cómo había estado mi vuelo, y al llegar a la casa lo único que me ofreció fue un té. Yo acepté feliz porque lo único que quería era descansar.

Al día siguiente, desde mi habitación, escuché los gritos y risas de los niños, y pensé: “ok, así serán mis próximos días”. Los pequeños estaban muy emocionados por conocerme, así que me arreglé y salí para saludarlos. Les llevé unos regalitos que había comprado en México y se pusieron súper contentos. Desayunamos juntos y, más tarde, fuimos a Target. Recuerdo la emoción de entrar a esa tienda por primera vez, sentía que estaba en una película. Compramos groceries y algunas cosas básicas que iba a necesitar para el día a día: shampoo, productos personales, etc.

Ese mismo fin de semana conocí a nuevos amigos en una fiesta a la que me invitaron, y me sentí súper feliz de estar rodeada de gente nueva. Con respecto a la familia, pude ver que la mamá era amable, tal como la había percibido en la videollamada previa, y los niños eran muy divertidos. La verdad, aunque ya no estoy con ellos, aún los extraño, porque fueron muy lindos conmigo durante las primeras semanas.

Todo marchaba bien: tenía una rutina clara, cumplía mis horas, me daban mi espacio y mis fines de semana libres, lo cual se sentía increíble. Todo estaba fluyendo perfecto… hasta que un incidente cambió las cosas y nos fuimos al “remacht”. Quizás en otro blog les hable de eso jajaja

⏰ La rutina de la primera semana

Mi primera semana fue como una mezcla de “wow, estoy viviendo mi sueño” y “auxilio, ¿qué hago ahora?” 😂. Todo era nuevo: los horarios, la comida, la forma en que organizaban el día en la casa.

Por las mañanas escuchaba a los niños correr y gritar desde temprano, y esa era mi señal de que el día ya había comenzado. Después del desayuno, que era súper diferente al que estaba acostumbrada en México (aquí todo era más rápido, más práctico), me tocaba jugar con los niños, llevarlos a sus actividades o ayudar en cosas básicas de la rutina.

Algo que me sorprendió mucho fue lo estructurados que eran con los horarios. Todo estaba planeado: comidas, siestas, actividades, hasta la hora de dormir. Yo venía de un ritmo mucho más flexible, así que al inicio me costó un poco adaptarme.

Lo que sí me encantaba era que después de cumplir mis horas, tenía tiempo libre para mí. En esos ratos empecé a explorar un poco, a conocer la zona, a caminar y descubrir rinconcitos que me hacían sentir menos perdida. También aproveché para hablar con mi familia en México, porque aunque estaba emocionada, también me pegaba la nostalgia de estar tan lejos.

Fue una semana intensa, llena de primeras veces, pero cada día me daba más confianza en que podía con el reto.

💬 El reto del idioma

Sinceramente, no me daba tanto miedo porque en México practicaba mucho inglés. Sin embargo, descubrí que una cosa era hablarlo allá —donde siempre tenía la opción de decir algo en español si ya no entendía— y otra muy distinta era vivir aquí, donde 100% tenía que hacer todo en inglés porque, pues, nadie hablaba español.

Eso fue un gran reto, pero también me sirvió muchísimo. Me di cuenta de que podía mejorar cada día, aprendí muchísimas palabras nuevas y, sobre todo, gané confianza al ver que la gente sí me entendía cuando yo les hablaba. Esa sensación fue increíble, porque me demostró que aunque no fuera perfecto, yo podía comunicarme y poco a poco soltarme más.

🛒 Primeras experiencias sola

Bellezas, una de las cosas que más me marcó en esa primera semana fueron mis primeras salidas sola. Aunque ya estaba con mi host family, había momentos en los que tenía que arreglármelas por mi cuenta, y créanme, fue toda una aventura.

Ir al súper por primera vez fue como entrar a otro mundo. Los pasillos eran enormes, había mil marcas que jamás había visto y todo se veía extra grande. Pasé un buen rato comparando precios y tratando de entender qué producto era qué. Al final terminé llenando el carrito con cosas básicas: shampoo, pasta, snacks… y obvio unas papitas porque self-care 😂.

También empecé a explorar el vecindario caminando. Recuerdo esa mezcla de emoción y nervios al ver calles nuevas, casas gigantes, gente paseando a sus perros, todo tan diferente a lo que conocía. Y sí, también usé Google Maps hasta para ir a la esquina, porque no quería perderme ni de chiste jajaja.

Esos pequeños momentos me hicieron sentir independiente, como si estuviera construyendo mi nueva rutina paso a paso. Aunque extrañaba a mi familia, cada salida sola me recordaba que podía adaptarme y que poco a poco este lugar también se convertiría en hogar.

😅 Momentos difíciles

No todo fue color de rosa en mi primera semana, bellezas. Hubo momentos en los que me sentí súper perdida y hasta dudé un poco de mí misma. Recuerdo una noche en la que estaba tan cansada de escuchar inglés todo el día que terminé llorando en mi cuarto porque extrañaba a mi familia y a mis amigos. Me preguntaba: “¿qué estoy haciendo aquí?”.

También hubo pequeños choques culturales: la comida era muy diferente a la que estaba acostumbrada, los horarios eran rarísimos para mí (¿cómo que cenan a las 6 de la tarde? 🤯), y claro, las autopistas enormes me intimidaban un montón. Todo eso se juntaba y me hacía sentir fuera de lugar.

Pero con el tiempo entendí que esos momentos eran parte del proceso. Era normal sentir miedo, cansancio o nostalgia. Lo importante fue que no me rendí, y cada día encontraba algo que me hacía sonreír: un mensaje de mi familia, una conversación con mi host mom, una risa con los niños o simplemente ver un paisaje nuevo.

Esos momentos difíciles me enseñaron que sí soy capaz, que aunque al principio todo parece demasiado, poco a poco uno se adapta y las cosas mejoran.

💡 Tips para sobrevivir la primera semana

Bellezas, después de todo lo que viví en esos primeros días, aquí les dejo algunos consejitos que a mí me ayudaron y que seguro les pueden servir si están por empezar esta aventura:

Descansa sin culpa. Entre el jet lag, los nervios y la emoción, tu cuerpo lo va a resentir. Dormir bien te ayuda a empezar con más energía.

Pregunta TODO. No tengas pena de pedir aclaraciones, repetir instrucciones o preguntar mil veces cómo funciona algo. Es mejor preguntar que quedarte con la duda.

Haz notas rápidas. Ten una libretita o el celular a la mano para anotar frases, palabras nuevas o cosas importantes que te diga tu host family. Créeme, te salva.

Busca un momento para ti. Una caminata, escuchar música, escribir en tu diario o simplemente tomar un té. Eso te ayudará a procesar tantas emociones nuevas.

Conéctate con alguien. Ya sea otra au pair, un nuevo amigo o alguien que conozcas en tu ciudad. No te aísles, compartir lo que sientes hace toda la diferencia.

Ten paciencia contigo. No vas a entender todo ni adaptarte de un día para otro, y está bien. Date chance de equivocarte y aprender en el camino.

De la página al micrófono 🎙️

Y bueno bellezas, así fue como viví mi primera semana en USA: entre nervios, emoción, choques culturales y mucho aprendizaje. Ahora que lo pienso, esa primera semana fue la base de todo lo que vino después.

Por eso quise empezar mi proyecto de podcast hablando justo de esto. En mi primer episodio tengo una invitada especial que también es au pair y que ya lleva seis meses en el programa. Mientras yo les cuento cómo fue mi llegada y mis primeros días, ella comparte lo que aprendió en este tiempo y cómo ve ahora lo que yo estoy apenas viviendo.

Creo que es la combinación perfecta: mi perspectiva fresca y sus aprendizajes más avanzados. Así que si quieren escuchar la plática completa, las invito a acompañarnos en el podcast. Estoy segura de que más de una se va a sentir identificada.

✨ Nos vemos en el blog, nos escuchamos en el podcast, y como siempre, gracias por estar aquí conmigo en esta aventura.

Next
Next

Nadie te enseña a migrar, pero aquí estamos… aprendiendo juntas: 10 cosas que aprendí después de migrar ✈️ 🧳 🏠